María del Carmen Pérez Cuadra presenta su nuevo libro de cuentos en McNally Jackson

María del Carmen Cuadra
María del Carmen Pérez Cuadra

La escritora María del Carmen Pérez Cuadra, en conversación con Eva Gasteazoro, presentará su nuevo libro de cuentos en la librería McNally Jackson, en Manhattan. El libro se titula, Una ciudad de estatuas y perros. La autora, oriunda de Nicaragua, vive actualmente en Chile, por lo que nos «ofrece una perspectiva transregional (o cosmopolita, si prefieren), ubicada entre Managua y Santiago». (Magdalena Perkowska, PhD, The Graduate Center, CUNY)

La presentación se celebrará este viernes, 27 de marzo, a las 6pm, 52 Prince St., New York, NY– en la popular destinación de lectores y autores de la ciudad de Nueva York. La librería McNally’s, ubicada en el barrio Soho en downtown Manhattan, es un lugar muy pintoresco y activo en el circuito literario, especialmente para autores latinoamericanos y españoles y sus lectores.

Dice la autora:
Uno de los relatos preferidos de mi lectura es Álbum familiar, escena Íntima e infantil que retrata en algo, el paisaje familiar en medio de la violencia social y el contexto político de revolución nicaragüense. Sin embargo, el relato no opta por la grandilocuencia revolucionaria ni la victimización épica de los desvalidos. Más bien, recrea en medio de la barbarie e incertidumbre social, una delicada secuencia de imágenes que nos introduce o nos revela, la intuición creadora de los niños en medio del hambre y la agresión. Vuelve a existir aquí cierta frontera y cercanía con lo animal, que en la desnudez de la precariedad, es un punto de salvación y de límite. De alguna manera el juego de los niños los salva del mundo agresivo adulto, que los convierte a ellos mismos en animales entre animales. Expresión límite de la vida despojada de humanidad. Es el mismo procedimiento donde lo animal se vuelve punto de fuga y de crítica del sistema. Finalmente estamos frente a un conjunto de relatos sutiles, una narrativa lúcida, capaz de fijar el detalle y seducir desde la pequeña historia. Cuadros y paisajes que nos dicen que la pequeña joya aquí es narrar sin excesos y con la economía del horizonte cotidiano que siempre es una fuga.
Una ciudad de estatuas y perros
Una ciudad de estatuas y perros

Una mirada a los cuentos de Una ciudad de estatuas y perros, de María del Carmen Pérez.

Por: Juan Pablo Sutherland

Al leer los relatos de la escritora nicaragüense María del Carmen Pérez nos encontramos con cierto reflejo de nosotros mismos, espejeo metropolitano que nos devuelve esa ciudad que no queremos ver.

Una imagen que rebota distante en una ciudad ajena, metrópolis que se vuelve extraña incluso para nosotros. Desamparo y aire citadino que nos invita al reconocimiento del paisaje oculto de la cotidianidad urbana. Estado de ánimo y horizonte de un entorno que ya asumimos como natural a pesar de todas las mediaciones de lo público.

La ciudad en estos relatos comparece como un protagonista más entre los muchos relatos que conforman este libro de DasKapital publicado en el segundo semestre de 2014 en Santiago de Chile.

Las historias que componen o estructuran este libro son puertas abiertas para introducirnos en emociones humanas misteriosas, inexplicables y rodeadas de esa extrañeza que se fuga de lo cotidiano.

18 RELATOS

El libro se estructura en tres partes que contienen 18 relatos, seis por cada apartado del conjunto. Publicado por la editorial chilena DasKapital, la tónica del libro nos llevará por diversas experiencias al límite de una modernidad periférica y errática.

El relato de “cosita” esperpento y metáfora del deseo propio y ajeno reflejado en un ser indescifrable, es parte de esa extrañeza. Lo que llama la atención de los relatos de la autora es su capacidad innata para pensar el detalle en línea directa a lo que diría Braudillard, es decir la obscenidad cotidiana convertida en detalle.

Aquel lugar mínimo se expresa donde el vértice oculto de la realidad nos hace descubrir nuevas dimensiones de lo material rebotando en simbólico, en el rito, en cierta convivencia comunitaria puesta en peligro como fragilidad.

Por otra parte, retomo aquella idea de Una ciudad de estatuas y perros, mirada extranjera en Santiago de Chile que plasma algo del paisaje urbano que maneja hábilmente la narradora.

LA HABILIDAD DE MIRAR

Con la habilidad del voyeur o del observador cauto que se aleja de la mirada que no tenemos los locales, su óptica se posa en esta curiosa ciudad repleta de monumentos y estatuas que comparecen como espectros o reflejos de una metrópolis en permanente crisis de identidad.

En ese gesto, la autora realiza una crítica velada del mundo citadino invadido por estatuas (representaciones humanas de concreto que replican la ausencia de vida y afectos). Imágenes como mapa o registro genealógico de una modernidad angustiosa, poco solidaria que nos dice ciertamente, algo más de lo que somos o definitivamente dejamos de ser.

No por nada, las estatuas van acompañadas en el paisaje urbano por perros; más cómplices que los propios humanos en una comunidad en crisis.

La autora pareciera decirnos ¿cuál es la idea de vivir así? ¿Cuál es la idea de no reconocer al otro como un igual? Afortunadamente, quienes nos salvan de ese abismo, son aquellos que la ciudad borra o deja fuera.

La mirada infantil tiene un lugar relevante en este conjunto de relatos, una complicidad que se hace cargo del horror vacui y de la violencia. En ese escenario, presenciamos el gesto endemoniado de entregar a una niña a la brutalidad del abuso en la ciudad anónima.

 

 

 

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